No es que uno sea un admirador de Juan Eslava Galán. No he leído ninguna de sus novelas. Y de sus libros de divulgación histórica sólo he leído el dedicado a la Guerra Civil que encontré mesurado y, en líneas generales, ajustado a los hechos. Esta vez elegí este libro por el carácter misceláneo, su batiburrillo de temas históricos. Olvide el lector el subtítulo de Todo (o casi todo) lo que debes saber para ser razonablemente culto. No, no hay aquí un afán enciclopédico. Se trata de un ardiz editorial, sin más. Nos hallamos ante una silva de varia lección un tanto, mucho, caprichosa y con expresión que cae pocas veces en lo soporífero (como el lamentable, soporífero, extenso, capítulo dedicado a la Alquimia) y muchas en lo ligero. Algo se aprende, como la dieta lamentable y pavorosa de la marinería en la carrera de Indias, y hasta se sonríe ante otros episodios, como el dedicado a las apariciones marianas en Ezquioga, en las que aparecieron varias centenas de videntes dando al traste con la credibilidad del suceso: No es por criticar a los vascos, a los que aprecio y admiro, pero es que todo lo hacen igual. Lo mismo te ponen un chuletón de kilo y medio que no hay cristiano que se coma (como no sea de Bilbao) que te montan una aparición de la Virgen con trescientos videntes. Los tres de Fátima les parecen pocos. Aquí somos de Bilbao: tienen que ser trescientos.
A veces se cuelan alusiones desafortunadas cuando se trata de mujeres, como cuando al evocar la película El código da Vinci, dice que estaba protagonizada por Tom Hanks, investigador atribulado, y Audrey Tatou, criptógrafa austadiza, ojazos, boquita de piñón, figura menuda pero apetitosa como un balde de fresas con nata. A mí me espanta más la corrección de género, esa estupidez de ciudadanos y ciudadanas andaluces y andaluzas, por ejemplo, pero esas salidas de pata de banco las encuentro especialmente desagradables. Mal por Eslava.
Lo que sí hay que agradecerle es la valentía al resaltar las contradicciones de la madre Teresa de Calcuta, que pudo ser madre de los pobres (aunque dedicara más las donaciones recibidas a la creación de conventos que a la labor asistencial) pero también enemiga de los enfermos, con su rechazo a los cuidados paliativos. O en desmontar el circo falsario e idiota urdido alrededor de Rennes-le-Château y su falso tesoro y la marimorena de la María Magdalena.
Pero no nos tomemos este libro en serio. Tampoco su autor lo hace. Su intención era más deleitar que instruir y bien que lo consigue. Casi todo el tiempo.
"En busca del unicornio" es una novela pseudohistórica (sobre el rey medieval Enrique IV, conocido como El Impotente) graciosa, solo graciosa. "Catedral" es una pésima imitación de Cela y en general una novela malísima. De hecho hoy día está descatalogada. Así que como novelista no vale mucho la pena.
ResponderEliminarPero como divulgador histórico Eslava Galán está bastante bien, al mezclar la erudición con un fino e irónico sentido del humor.
Lo último que he leído de él (y me gustó) es "La revolución rusa contada paravescépticos".
Sandra Suárez
..para escépticos (quise escribir)
ResponderEliminarSu serie de divulgación histórica es bastante buena. Tomo nota de tus recomendaciones, Sandra. Feliz verano.
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