Vale que a King se le ocurriera una frase, con la que comienza este libro y su larga saga, años antes. Aquella de El hombre de negro huía a través del desierto, y el pistolero iba en pos de él. Tampoco es que sea lo del coronel Aureliano Buendía, el paredón y el hielo. Ni lo de la heroica ciudad que dormía la siesta, nada de eso. Hay una mitificación de esta frase, este inicio, que no es especialmente brillante que hace incomprensible su prestigio. Dejemos claro esto de entrada: ese comienzo es una birria y mejor es dejar de dar la murga con él.
domingo, 30 de enero de 2022
Lecturas: El pistolero. La Torre Oscura I (Stephen King)
sábado, 29 de enero de 2022
Lecturas: Sabato. El escritor metafísico (Pablo Morosi y Sandra di Luca)
sábado, 15 de enero de 2022
Lecturas: El ciclo del hombre lobo (Stephen King)
No puede ser tan malo. Diría cualquier lector. Está excelentemente narrado. Diría cualquier lector. El caso es que nos encontramos con el que algunos tildan de peor libro de King. Yo diría que el más endeble, el más previsible. Con bonitas ilustraciones de Berni Wrightson, y dividido en doce someros capítulos que recorren los meses del año, asistimos a la aparición de un hombre lobo y sus cruentas merendolas, el desvelamiento de su identidad y su aniquilamiento a manos de un niño en silla de ruedas. Sólo la suspensión de la incredulidad, mantenida con magnanimidad página a página, puede salvar a este libro. O sus ilustraciones. Buscando razones para el fiasco, sólo encuentro dos: la de un intento de King de acercarse a un nuevo mercado, el de los jóvenes adultos (el infantil y juvenil de antes de la neolengua, vaya) o intento conseguidísimo de hacer literatura pulp, facilona, popular, sin honduras. Más en el espíritu de los añejos y adorables filmes de la Republic que de la Hammer. Eso sí, con el dominio narrativo de siempre pero puesto al servicio de una historia débil y manida.