jueves, 22 de octubre de 2020

Lecturas: El marqués y la esvástica. César González-Ruano y los judíos en el París ocupado (Rosa Sala Rose y Plàcid García-Planas)

¡Fascista, fascista, fascista! Corren tiempos en que cualquiera puede ser tildado de fascista. Basta con defender la primacía de las leyes o del pacto constitucional de 1978 para que la turba de comunistas (de mierda) te asalten con ese término infamante. Yo mismo, que me declaro monárquico (como lo fue el propio González-Ruano) y que participé de las quimeras imperiales (de Isabel y Fernando el espíritu impera, cantábamos ya con el general muerto marchando bajo el emblema de una cruz potenzada que era como una esvástica tímida), seguramente seré tildado de eso. No importa (que era, ay, el título del "Boletín de los días de persecución" de Falange en aquel Madrid de 1936 que por ser una República tenía que ser un dechado de cultura, paz, concordia y progreso. Pero más me vale, pedazo de fascista, dejar las ironías).



Este libro, de lectura apasionante, pretende ser, y lo es, una indagación en el lado oscuro de uno de mis autores favoritos de aquella España de bigotillos, café con leche y humo de castañas. González-Ruano, de quien la Fundación Mapfre eliminó el premio de periodismo que lo homenajeaba), es autor de unas maravillosas y ácidas memorias (Mi medio siglo se confiesa a medias) y de, entre otros muchos libros, de uno que en versos de imaginería a ratos surrealista refleja su experiencia parisina como preso de la Gestapo: Balada de Cherche-Midi).  

En la red encuentro un fragmento de esa balada de añoranza y desvelo. Copio: 

Es difícil imaginar las calles desde aquí
verlas con los oídos como ríos poblados,
difícil de pensar que mientras sueño dentro
fuera no duerme nadie todavía.
¿Desde dónde me pones hasta mi horrible noche
el telegrama urgente de tu aliento lejano?
¿Dónde estás ahora mismo ,qué voz dura de hombre
te habla mal de tu hombre y me hiere en tu oído?
¿Cómo llevas las uñas desde que no te veo?
¿Malvas ,azules,rojas?¿Descuidadas y tristes
te han crecido en la sombra cerrada de mi ausencia?
¿Rezas en los altares a los santos franceses?
¿Hablas entre los bares con negros policías
para decirles que yo puedo ser útil o ser bueno?
Cuando llega la noche, ¿dejas la puerta abierta
de la casa en que falto o te encierras con llave?
¿Abandonas tu cuerpo desnudo y solitario
entre retratos míos? ¿Oyes misa y te encuentras
a la salida del aire mío ,el aire
que viene de mi boca sucia a golpes?
Dime hasta donde llega tu cuerpo estando sola
en la cama del tiempo:
¿te tropiezas más con la Luna cuando andas
o le das la alegría de tu melena al Sol?
¿Habrás crecido ya tres meses justos
de tu anterior tamaño verdadero?
Tu voz es como un hijo nuevo y claro
que me llega al oído cuando duermo.

Pues bien, este libro escrito a dos manos, con capítulos debidos a Sala Rose y otros a García-Planas, no llega a demostrar los crímenes de González-Ruano. Aparte de la indiferencia hacia el dolor de las víctimas del nazismo, y de un palmario desprecio hacia el prójimo, la investigación intenta situar al avaricioso autor lucrándose con la muerte de refugiados judíos asesinados al llegar a Andorra. Se non è vero, ya se sabe: difamación.   



Sea como sea, es difícil mantener la admiración hacia González-Ruano, de quien tengo una quincena de títulos en mi biblioteca. Y que seguiré leyendo con placer siempre que haga abstracción de las enormidades de las que se le hace plausible sospechoso. Una condena por "inteligencia con el enemigo" por los tribunales de desnazificación franceses sirve para apoyar la condena moral de Ruano. Porque quien no crea en la culpabilidad de Ruano, que aquí no es demostrada, es, ya se sabe, un fascista. Como yo.


miércoles, 7 de octubre de 2020

Lecturas: El juego de Gerald (Stephen King)

 "...suficiente cantidad de ropa blanca como para abastecer una boutique de la cadena El Secreto de Victoria."


"...es en realidad Dana Carvey, el actor que actúa en "La dama eclesiástica" del programa Noche viva del sábado"


Esto, en la página 433 de las 451 que ocupa la novela en esta edición del libro hace que uno se vuelva a la portadilla, lea que la traducción de María Vidal y se aprenda de memoria su nombre para evitarlo siempre que se pueda, como se mira en los supermercados los estabilizantes y el azúcar añadido. En la primera cita, era obligado nombrar la marca tal cual es, Victoria's Secret. En el segundo despropósito, aquello de la noche viva es el Saturday Night Live de siempre, y decir que actúa en "La dama eclesiástica" quiere decir que su papel en el programa era el de la Church Lady. Actuar como. No actuar en. Esta estupidez (al comienzo del libro también se menciona "El Secreto de Victoria", esta incapacidad para el oficio nobilísimo de la traducción, y perdonando hasta que el somormujo que canta obsesivamente en la primera mitad del libro es en estas páginas el somorgujo (término correcto, pero minoritario frente a somormujo) sirve, decía, para que este lector pise el freno a vista del final para desahogarse en este blog. Me falta nada para culminar la lectura y aquí me tienen, criticando a María Vidal. Yo soy así. Y ella, ay, también. 

Me tomo un momento para terminar el libro.



Bien, ya está. Efectivamente, no es la mejor novela de Stephen King. Pero es un muy buen libro. Hasta la página 330 es una historias, la de una mujer, Jessie, que accede en una estancia improvisada en la casa que a orillas de un remoto lago tienen a practicar sexo con las muñecas fijadas al cabecero de la cama con unas esposas. Tras una discusión previa al hipotético coito, el marido muere. Hasta la página 330, es la historia desasosegante de la lucha por la vida y la cordura, con un episodio de abuso sexual infantil que obsesiona a la protagonista y vuelve y vuelve. A partir de entonces, nos encontramos con lo que parece un epílogo. Pero a partir de la 430, la historia da un giro y lo que habíamos creído pasa a ser muy distinto, pavorosamente distinto. 

Leer a Stephen King puede ser un placer culpable. Lo acepto. Pero le elimino el adjetivo. Domina el oficio como pocos. Es literatura popular. De género. Y qué. También el Quijote lo fue. Mañana se falla el Nobel de Literatura. King está entre los posibles laureados. Seguramente lo será alguna ignota autora comprometida y militante con lo suyo. Ojalá no. En todo caso, y con fruición casi enfermiza, seguiré leyendo al tipo raro de Maine. Al loro.