Tengo familia metida en esto de Podemos.
Gente con buenas intenciones y pocas lecturas. Que se dejan llevar por el
discurso fácil de que trabajan para la gente y no para la oligarquía, que si
los pobres y el feminismo, aquello de la solidaridad y la justicia social. Todo
esto urd¡do para tranquilizar conciencias, alcanzar el poder. Yo, que descreo
de la perfección, que conozco cuánta muerte han traído las ideas políticas, no
les concedo crédito alguno. Que el mundo fue y será una porquería ya lo sé. En
el 506 y en el 2000 también. En fin.
Este libro, de circunstancias, alcanza hasta
2019 y pone a los comunistas a puntito de entrar en el gobierno. Desde
entonces, mucho ha llovido. Pandemia aparte y desastre cósmico, quedaron fuera
del libro episodios jugosos como las connivencias con teocracias islámicas y
tiranías tropicales. O la financiación oculta con los pufos a través de la
consultora Neurona, o las purgas regionales, la falsa denuncia del caso Dina y
su tarjeta, o las peleas con los anticapitalistas de Andalucía. Episodios de un
partido al que temo y que deseo, claramente lo digo, que se esfume. Por el bien
de la convivencia entre los españoles. Ya en este blog me he ocupado algo de
ellos y quien haya leído mis opiniones me habrá podido tildar, con ágrafa
ligereza, hasta de fascista.
Aquí Costantini, boloñés, intenta entroncar con la universidad de Bolonia el nacimiento de Podemos, con los grupúsculos que allí pudieron influir, sobre todo a través de Errejón, pero también de Iglesias. La otra aportación, valiente, es intentar trazar un parentesco entre Podemos y el accionar demagógico de Berlusconi y del Movimiento Cinco Estrellas. Discutible pero posible. En todo caso, el libro se centra básicamente en los rifirrafes entre Iglesias y Errejón, su ruptura y sus consecuencias. Entre medias, las parejas cambiadas, la crisis del chalet y poco más. Que no es poco y que sirve para intuir cómo puede acabar la historia de Podemos. Algo que ya desde la cubierta intuimos, el hombre de la coleta y la chepa, con su desmedida ansia leninista de poder, arengando al vacío desde una isla en la que sólo él cabe. Confiemos en las intuiciones. Por España. Y por mí, que ya no está uno para checas.
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