El gran escritor ruso. No tanto, pero sí es el más respetado entre sus compatriotas. El más amado, el incontestable. Al que la muerte temprana, romántica dentro del Romanticismo de su tiempo, a pistola en un duelo con algunas horas de agonía, le sintió tan bien. Poeta pero también narrador. Desconozco su poesía, pero este volumen que reúne diversas ficciones sirve para dar una imagen apropiada del mito ruso: la novela de aventuras y amores "La hija del capitán", los cuentos de "Relatos del difunto Iván Petróvich Belkin", la novelita "Dubrovski" y el relato "La dama de picas".
Sorprende en Pushkin la parquedad del estilo, una concisión que en castellano identificamos con Josep Pla. Con ese lenguaje escueto, en el que apenas hay adjetivos, en el que se renuncia a todo artificio, que el libro deje un buen sabor de boca se debe a que es interesante siempre lo que cuenta, y que la voz de Pushkin es diestra, con una pizca de ironía acá y allá, sabe modularse para compensar al lector. Más moderno de lo que esperaríamos en un romántico, haciendo matar a personajes sin un ápice de sentimentalismo (en "La hija del capitán"), quizás la joya de esta recopilación son los apócrifos "Relatos del difunto Iván Petróvich Belkin", que para un lector español vendrían a ser como las Leyendas de Gustavo Adolfo Bécquer trufadas con el sarcasmo macabro de Ambrose Bierce. En la muy popular "Dubrovski", historia de un noble metido a justiciero, lo más notable puede ser la descripción de la servidumbre, en poco diferente a la esclavitud, en las aldeas rusas. En "La dama de picas" encontramos, con cierta crueldad y elementos bizarros, al jugador de Dostoievsky, empujado a la locura y tal vez al crimen. Muy recomendable.
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