O lo que es lo mismo, la morena que prefería por encima de todas el chino vasco (quien reconozca que ve televisión sabrá de qué, de quién hablo). Y también lo sabrá quien reconozca otras debilidades y no diga "ah, sí, la actriz de Entourage, dirimida por Steven Soderbergh y repescada por el astuto, y siempre torpe con la taquilla Nacho Vigalondo, el antisemita y bocazas e intoxicado Vigalondo, que desde aquel corto musical no ha terminado de dar con la tecla. Sí, es todo eso Sasha Grey, pero los vídeos que de ella se encuentran en la red son del género que nadie reconoce ver. Dicho esto, uno, que había leído una crítica vibrante (e incluso vibratoria) y amarga de su primer libro, y que en una entrevista promocional del libro que nos ocupa nombraba a Chuck Palahniuk (que sí, que es fácil de copiar e imitar pero sus libros son una debilidad mía, una de tantas) y ahí voy, me lanzo, lo compro como quien compra condones sin añadir aspirinas. Y lo leo. Malo, aburrido, desaprovechado. Grey pone ganas, pero escribe rápido, sin saber si la historia que va a contar se sostiene sin un armazón sólido que falta. Sin un estilo propio que está a mucha distancia de estar cerca del de Palahniuk. La sordidez de los clubs de sexo duro (¿existe blando?) y tumultuoso, ese mundo de contraseñas, identidades ocultas y libertinaje ni atrae ni interesa. No da para una novela, sino para un cuento. No para un largometraje sino para un vídeo de seis minutos. De esos en los que Sasha Grey convence más que aquí. Una pena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario