Una zarzuela situada en la encrucijada entre dos épocas, “Luisa Fernanda”, trae al Teatro Cervantes una de las más tardías cumbres del género lírico español
Luis Algorri, uno de los más atinados, y eficaces, cronistas culturales de España (obviemos el sonrojo de llamarla “este país”), y que tiene en la música su principal caballo de batalla, dejó escrito, en el libreto interior de un disco, que “Moreno Torroba hubiera pasado a la historia aunque no hubiese escrito más que esta zarzuela simplemente perfecta, “Luisa Fernanda”. Que entre la numerosa producción de Moreno Torroba ninguna otra zarzuela tenga un renombre similar (trece fueron llevadas al disco, al menos otras seis quedaron fuera de ese privilegio), y que además se atreviera en dos ocasiones con la ópera (una datada en 1925, “La virgen de Mayo”, vapuleada por la crítica, y otra estrenada, en 1980, dos años antes de la muerte del compositor, merced al cariño grande que le tuvo Plácido Domingo), significa que una obra maestra es suficiente, que sólo ella, como decía Algorri, justifica una carrera tan extensa. Y, casi casi, con el permiso nada más que de don Pablo Sorozábal, supone el dignísimo cierre de nuestra ópera nacional, ese enigma encantador y ruidoso, pero también delicadísimo y no pocas veces sublime, al que venimos en llamar zarzuela. Y es que “Luisa Fernanda”, uno de los mejores cantos del cisne español, fue estrenada nada menos que en 1932, entre dos épocas sin pertenecer del todo a ninguna de ellas.
De este apacible rincón de Madrid
Pero aclaremos antes el qué, el cuándo, el dónde de aquí. “Luisa Fernanda”, comedia lírica en tres actos con música de Federico Moreno Torroba y libreto de Federico Romero y Guillermo Fernández Shaw a cargo de la malagueña e incansable compañía Teatro Lírico Andaluz dentro de su IV Ciclo Malagueño, con Susana Galindo, Sonia García, Miguel Guardiola, Rosa Ruiz, Alberto Cerrada, Pablo Prados, Luis Pacetti, Lourdes Martín, Antonio Torres y Carlos Alberto. El coro y orquesta son los del Teatro Lírico Andaluz, la dirección escénica es de Pablo Prados, y de Arturo Díez Boscovich la musical. La fecha es este domingo 4 de diciembre con dos funciones.
A la sombra de una sombrilla...
Habanera del Saboyano a partir del minuto 4:38
Ambientada a medias en Madrid y en Extremadura, cuenta los amores contrariados entre Luisa Fernanda, hija de un antiguo escribiente de Palacio y notoriamente monárquico, y Javier, un militar que se verá, por enredos y conveniencias, metido en la disputa que en ese 1868, en vísperas de la Revolución Gloriosa, separa a monárquicos isabelinos y a liberales que buscan acabar con la Corona. Vidal, un terrateniente extremeño, hace de tercero en discordia mientras alrededor hay marquesas, gente del pueblo y revolucionarios. Como una apoteosis final del casticismo madrileño, pero con discretos apuntes folclóricos madrileños (allí, en una dehesa, transcurre el acto final que comienza con Javier dado por muerto en la crucial batalla de Alcolea), tiene numerosos momentos felices esta zarzuela definitiva. De ellos tal vez el más conocido sea la mazurca que comienza con «A San Antonio, como es un santo casamentero» pero que cualquiera recordará cuando suena aquello de “A la sombra de una sombrilla / de encaje y seda / con voz muy queda /canta el amor”, o en el primer acto la habanera del saboyano (“Marchaba a ser soldado...”), que es de las que te pellizcan el pecho en su arranque, a la que sigue, con igual efecto, la romanza de Javier “De este apacible rincón de Madrid” y que es impagable en las versiones discográficas de Domingo y Kraus. Un tesoro de esencias viejas en tiempos españoles de cambio, ya sea en la los orígenes de la Primera República en que se ambienta “Luisa Fernanda”, la Segunda en que escribió y estrenó con gran éxito o este tiempo raro en que nos sigue seduciendo con sus encajes y sus sedas.
Artículo publicado en diario Sur el 3 de diciembre de 2011
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