viernes, 28 de septiembre de 2018

El amargo sabor de la victoria. En las ruinas del Tercer Reich (Lara Feigel)



Antes de que la guerra terminara en Europa, una serie de reporteros y escritores acompañaban, de actores y directores de cine, acompañaban a los aliados en su doloroso avance sobre Alemania. Stephen Spender W. H. Auden, Klaus Mann, Erika Mann, Marlene Dietrich, Lee Miller, Billy Wilder, Martha Gellhorn entre ellos. Un paisaje de ruinas y de espinas, de civiles resignados, de campos liberados, de nazis a la carrera. Buscaban juzgar un país que amaban, como en el caso de Spender y Auden, de un país que los había rechazado como en el de Dietrich, los hermanos Mann y Wilder. Todos se preguntaron qué hacer con Alemania, con la mentalidad de los alemanes, a partir de la derrota de la bestia. Unos respondieron con ironía, otros con rabia, todos con dolor. La Alemania democrática y libre por la que los aliados y los soviéticos combatieron se convirtió en dos países, en una amenaza constante, una paz armada y quebradiza con hambre y deudas y dudas sin resolver. Lara Feigel lo relata con maestría y claridad. 


La intención de la autora es clara: “Este libro es en parte un intento de conciliar o al menos desenredar estas dos historias. Los cuatro primeros años después del conflicto son el puente entre dos mundos que conocemos bien: la devastación y el horror de la Segunda Guerra Mundial y la poderosa y pacífica Europa occidental de hoy, dominada por una Alemania próspera y liberal. Entre ellos hay otro mundo que hubiera podido ser, un mundo que los protagonistas de estas páginas esperaban crear; pero no lo consiguieron, primero a causa de la intransigencia alemana y después como consecuencia del abrumador pragmatismo de la política de la Guerra Fría. Ésta es la historia de un grupo de artistas que lucharon por dar vida a un nuevo orden y luego, al desvanecerse la esperanza de lograrlo, lloraron por todo lo que se había perdido”.

Hasta 1949, el libro relata la lucha por la esperanza de quienes, viviendo episodios como el proceso de Nüremberg o el bloqueo de Berlín y la supervivencia de media ciudad merced al épico Puente Aéreo, buscaron reconciliarse con la esperanza en un paisaje apocalíptico. No todos lo consiguieron, pero sí lo intentaron desesperadamente. Amargamente.


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