Archie Ferguson muere de
adolescente, Archie Ferguson muere joven, Archie Ferguson muere adulto, Archie
Ferguson vive. Como los negritos de Agatha Christie, cada uno de los posibles
Archies va desapareciendo a medida que avanza la novela, y al final sólo quedará
uno. A resumidas, telegráficas, cuentas, esto es 4,3,2,1, lo último y muy ambicioso de Auster. Un libro que comienza
contándonos cómo llegó el primer Ferguson a América, un inmigrante judío que en
el barco decide dar como su apellido el de Rockefeller (juguetona y
distópicamente, el Ferguson sobreviviente ve llegar a la Casa Blanca a Nelson
Rockefeller) pero que al encontrarse con el agente de aduanas contesta, en
yiddish, “IIkh hob fargessen” que es transcrito como “Isaac Ferguson” y que
pasa a ser el abuelo de Archie, de los diversos Archies. Pues, en ese ejercicio
por el que todos hemos pasado (en mi caso, qué habría sido de mi vida si mi padre
hubiera emigrado a Argentina en los años 40, si el que hubiera emigrado allí
fuera yo en 1990, si mi padre se hubiera ido a Italia con los soldados
italianos que lo encontraron/rescataron durante la caída de Málaga en 1937,
esas cosas), Auster nos ofrece, capítulo a capítulo, cuatro posibles vidas de
Ferguson, a veces enamorándose de la misma muchacha, a veces siendo homosexual,
con dos muertes repentinas y bruscas (una de ellas basada en una experiencia
infantil de Auster relatada en su anterior libro, cuando en un campamento
infantil un rayo fulminó a un niño junto a él), con diversos grados de riqueza
o de estrechez, siempre en entornos neoyorquinos, y una etapa parisina, algo que coincide con la biografía del propio autor, y con una técnica narrativa
que recuerda al gran Philip Roth.
Este
pasar de un Ferguson a otro, a veces con levísimas diferencias, hace que la
lectura sea a momentos confusa pero siempre grata. Seguimos a Archie a partir
de su nacimiento en Newark (la ciudad natal de Roth, ¿les suena?) en 1947 y a
partir de ahí comenzarán las divergencias. El resultado es una novela que
detiene su relato a comienzos de los años 70. Entre medias, deportes, escuelas, la copntestación a Vietnam, París. Pero no es, no, la mejor novela de
Auster. Ni la mejor de Roth con la pluma de Auster. Pero sí es una grata
novela, ambiciosa y valiente. Y plenamente
recomendable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario