miércoles, 28 de septiembre de 2016

Lecturas: Los expedientes secretos de la Guerra Civil (José María Zavala)

Muchas veces, al leer sobre la Guerra Civil española, nos olvidamos de cuánta muerte hubo, de que cada palabra que leemos, es sangre, barro, mierda, hueso astillado, paredón sin después. Este curioso volumen pone de manifiesto justamente eso, a la vez que engaña un tanto, pues las páginas 375 a 572 son 191 documentos reproducidos fotográficamente que, en su mayor parte inéditos, poco aportan, pues son elementos como el expediente masónico de algunos personajes secundarios. Pero el cuerpo de texto en sí es aterrador, pues describe tan por menudo como se pueda, la muerte (violenta excepto en un caso) de personajes ligados a la guerra, víctimas de ambos bandos, e intenta dilucidar quién estaba detrás del gatillo o de la orden de fuego. Se trata de los últimos instantes de Buenaventura Durruti, José Calvo Sotelo, Federico García Lorca, Ramón Franco, Andreu Nin, algunos familiares fusilados de Alfonso XIII, Melquíades Álvarez, Miguel Hernández y José Antonio Primo de Rivera. 


Dentro de mi biblioteca, sólo tiene paralelismo con el académico "Morir por la patria.Los asesinatos en la época de Rosas" de Juan-Jacobo Bajarlía, referido a la historia de Argentina, y, sobre todo, con "Asesinatos políticos en México (1910-1994)" de M. G. Damirón, que es, excepto en los documentos, un equivalente de este valioso libro de Zavala en el que hubiera estado bien capítulos sobre las muertes de los generales Sanjurjo y Mola para redondear la lista y terminar de rellenar este vagón de muertos. De un tren que no termina de llenarse y de pasar y pasar y pasar y pasar y pasar y pasar y pasar y pasar.


miércoles, 14 de septiembre de 2016

Lecturas: Cinco esquinas (Mario Vargas Llosa)

En la solapa del libro compruebo que pocos libros me faltan por leer del inmenso autor peruano. En concreto, de sus 18 novelas he leído 14. Disfrutándolas todas. Pero también que sus últimas ficciones son sólo correctas (es decir, no un verdadero placer en la lectura, sino un mero y apacible agrado, lo que viene a ser la diferencia entre la alegría y la amabilidad, algo así). Únicamente "El sueño del celta" me pareció estar a la altura media de la calidad habitual en Vargas Llosa. Su anterior novela, "El héroe discreto", estaba a medio camino entre la sonrisilla floja y la sonrisa amplia y firme. "Cinco esquinas" se lee con rapidez, pero se desinfla rápido y fluye hacia el olvido. Da la impresión de que el conflicto que presenta la novela, el de un ingeniero sometido a chantaje por una publicación sensacionalista, se resuelve demasiado abruptamente. Como si Vargas hubiera sufrido una pájara y se viera obligado a acortar el número de páginas y simplificar la trama. Lo que mucho prometía hasta los dos tercios del libro, se viene abajo en el último tercio. Una pena. Porque la novela era brillante a pesar de cierta cobardía, puede que un ardid legal, que lleva al autor a nombrar a las claras al atroz gobernante Alberto Fujimori, pero que elude nombrar a Vladimiro Montesinos que se erige en personaje secundario y que en todo momento, y a veces chirriando, es llamado el Doctor...

Panorámica del punto que da nombre al barrio limeño, Cinco esquinas, 
en el cual se inspira Vargas Llosa para su nueva novela.