Una novela deslumbrante, una autora de la que leeré más con la ilusión de que siga sorprendiéndome. Emocionándome. Con ustedes la malograda Shirley Jackson (1916-1965) sin la que no hubiera sido posible Stephen King, que suele nombrarla en sus obras como ejemplo de la mejor literatura de terror. ¿Es, fue, Shirley Jackson un genio? Lo es. Al menos por esta su última novela.
Comienza
con un autorretrato de su narradora, Merricat, Mary Katherine Blackwood. Es uno
de esos comienzos de antología: Me llamo
Mary Katherine Blackwood. Tengo dieciocho años y vivo con mi hermana Constance.
A menudo pienso que con un poco de suerte podría haber sido una mujer lobo,
porque mis dedos medio y anular son igual de largos, pero he tenido que
contentarme con lo que soy. No me gusta lavarme, ni los perros, ni el ruido. Me
gusta mi hermana Constance, y Ricardo Plantagenet, y la Amanita phalloides, la
oronja mortal. El resto de mi familia ha muerto.
Adelantemos
que Merricat no es una mujer lobo, ni hay elementos fantásticos. Al menos no
explícitamente. Ella, su hermana Constance, su tío Julian (en silla de ruedas,
afanado en escribir sus memorias, con una salud languideciente) y el gato Jonas
son los únicos miembros de su familia que seis años atrás sobrevivieron a un
envenenamiento. Encerrados en su mansión (el castillo al que se alude en el
título), de las que apenas salen las hermanas para hacer compras, entre el
cuchicheo de los vecinos, sin más trato con los demás que esporádicas visitas
de vecinas, viven en un oasis doméstico y autosuficiente. Hasta que un día el
caserón arde y las hermanas (y el gato) viven, cerradas a todo contacto y
ocultas, entre las ruinas de la casa. Y pasa el tiempo.
Esto
es lo que, a grandes líneas, sucede. Son 203 páginas llenas de encanto y
escritas con sinuosa simplicidad. Y que te deja pensando en el título, ese “siempre
hemos vivido en el castillo”. Haciendo que sea inquietante el siempre y
angustioso ese simple vivido. Nos hallamos ante una novela escrita en estado de
gracia, de la que dijo Neil Gaiman: Una
escritora asombrosa… Si no habéis leído “Siempre hemos vivido en el castillo” o
alguno de sus cuentos, os habéis perdido algo maravilloso. O Jonathan
Lethem, quien la llamó Una de las
escritoras norteamericanas nás luminosas y extrañas del siglo XX. O, concluyendo,
la gran Dorothy Parker, Shirley Jackson
no tiene rival.
Me encanta que hayas hablado aquí de esta autora, que a mí me fascina. Leí Siempre hemos vivido en el castillo hace mucho tiempo, así que ahora me han entrado ganas de releerla.
ResponderEliminarSus cuentos también me encantan. Supongo que conocerás La lotería, el más emblemático, diría yo. Es magistral.
Saludos.
Tengo en reserva, Ángeles (feliz Navidad y gracias por comentar), tanto sus cuentos (con "La lotería" incluido) y "La maldición de Hill House". La señora Jackson es genial. A la altura de mi literatura estadounidense favorita (la de Roth, Auster, Below...) Es mejor, en "Siempre hemos vivido en el castillo" que el mejor King. Saludos, Mario V.
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