lunes, 27 de abril de 2015

Lecturas: Trilogía de la Ocupación (Patrick Modiano)

            Es lo que pasa con tanto libro y tanta película: que el prólogo (esta vez titulado Chez Modiano y debido a José Carlos Llop, es, como un apabullante tráiler que mejora a la película, que mejora al libro. Pero tampoco nos engañemos. En este volumen, en cuanto trilogía, hay tres novelas. Muy mala la primera, muy buena la segunda, salvable la tercera. Dice Llop que cuanto se publica en el mundo, aunque sea en internet, acerca de Modiano termina en la red en el Diccionario Modiano que nada deja escapar. Un destino que no quisiera para este comentario.

            Porque la primera novela aquí incluida, El lugar de la estrella es una memez posmoderna de la que sólo salva que está datada en la proto-posmodernidad. Un ingenioso artilugio que te hace esforzarte, ser paciente, ponerte en modo lector automático. Un texto lleno de ruido y de furia, trufado de buscado antisemitismo para delatar la barbarie de esa actitud. Y poco más. Una novela que no lo es, que se convierte en un chiste largo y sin gracia, un sketch de José Mota para académicos esquizofrénicos. Algo malo, tramposo, desesperante. Estúpido. Lasciate ogni speranza


            La segunda, La ronda nocturna, habla del París ocupado y a punto de llegar los nazis, un mundo alucinado de arribistas, de traidores y de patriotas, una historia de identidades ocultas, de gente que se persigue a sí misma y de sí misma huye. Sobresaliente de estilo y de tensión, es lo único, o casi, que hace que conserve este libro en mi biblioteca, sabedor de que alguna vez volveré a sólo estas páginas.

Swing troubadour: 
una canción que suena eficazmente
en La ronda nocturna


            La tercera, Los caminos de circunvalación, se asemeja más a la anterior, pero no llega ser tan perfecta. Comparece aquí el padre judío del autor, convertido en personaje al que su hijo, narrador y autor, observa con lejana compasión. Sumergido en la pesadilla nazi, lo vemos disimular, simular y sobrevivir mientras vive en la inestable incertidumbre. No es una buena novela. Pero no es mala tampoco. No se pierde el tiempo, no se pierde la paciencia. Lo cual es mucho.

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