sábado, 25 de febrero de 2023

Lecturas: La torre oscura II. La llegada de los tres (Stephen King)

 El excesivo entusiasmo por la elemental frase con que daba comienzo la saga de La torre oscura y mis reservas de lector hacia el género de la Fantasía que ha dado a la abrumadora bibliografía de King algunas de sus peores páginas, junto a la indefinición del primer volumen de la serie, me hacía acercarme con precaución a esta segunda entrega. Que ha resultado ser una excelente novela, tal vez porque King ha querido ser más fiel a Richard Bachman, su seudónimo para un puñado de novelas llenas de realismo y tensión, violentas y descarnadas, incluso políticas, que a Peter Straub, su amigo y a veces coautor adscrito a ese género que no es Terror y que suele abundar en encantamientos, maldiciones, hechicerías y demás faramalla.


 

Esta vez King se las apaña para hacer compatible el mundo extraño y natal de Roland Deschain, con sus langostas parlanchinas y mutiladoras, en ese paisaje de playa infinita que debe conducirle a la Torre, con el Nueva York que seguía siendo la fear city en la que se mueven mafiosos sin escrúpulos o asesinos que matan por mero placer. En la ciudad, Roland deberá encontrar al equivalente de las cartas del Prisionero, la Dama de las Sombras y de la Muerte que le había presentado el Hombre de Negro. Y que se manifestarán, en Nueva York, tras las figuras de un yonqui y camello de heroína, una activista negra, millonaria, esquizofrénica y en silla de ruedas, y un psicópata asesino. El yonqui, Eddie Dean, vive en 1987, en una Nueva York especialmente devastada por las drogas y por los grupos de narcotraficantes. Odetta Holmes/Detta Walker (su versión disociada), en 1964, cuando aún vivía Martin Luther King, y Jack Mort, el asesino, en 1977. Será misión de Roland convencerlos de la existencia de otra realidad y de persuadirlos para que le ayuden en su búsqueda. La maestría con que King maneja los hilos simplemente atravesando puertas que encuentra en su camino, fantasmagóricamente ancladas en la playa, la interacción con los personajes y sus antagonistas, convierten esta novela en un prodigio, indigno de quien cometió el libro anterior. Para quienes creyeran que King había llegado a su decadencia, esta obra es una jubilosa refutación.  

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