martes, 3 de agosto de 2021

Lecturas: Cujo (Stephen King)

 La del perro. Como hay la de los vampiros, la del coche, Kennedy o el payaso. O las muchas de escritores. Esta novela de King, de 1981 y su duodécimo libro, es una de las más populares. Con razón. O tal vez se deba a la película que enseguida se hizo. El caso es que Cujo es un sambernardo viejo y bonachón, algo torpe, que persiguiendo a un conejo hasta una madriguera, es mordido por un murciélago y contrae la rabia. Entonces es cuando empezamos a sentir compasión por el perro, cuyo dueño es un palurdo de las afueras de Castle Rock (si no me equivoco, ésta es la primera novela de King situada en ese pueblo imaginario de Maine). Lo vemos transformarse, volverse torpe y ávido de agua y de sangre. Desde el punto de vista de Cujo, le acompañamos en su estupefacción. Que, al menos a mí, me despertó empatía, algo que el lector puede no perder a pesar de las salvajadas que seguirán.

El dueño de Cujo, Joe Camber, es un patán, el típico redneck americano, borracho, golfo y putero. Y mecánico. Al que acude Donna Trenton y su hijo Tad, de cuatro años. Entonces es cuando las circunstancias se encadenan para que todo sea horrible. Su marido, que dolorosamente le perdonó una infidelidad, está en viejo de negocios y Donna y Tad quedan encerrados en su coche, inutilizado,al que han llevado al taller de Joe. Que a su vez ha sido víctima de Cujo. El grueso de la novela, con una tensión psicológica casi insoportable, transcurre en el interior del coche, que se calienta y calienta cal sol, sin víveres excepto una merienda que se consume en los primeros compases, con Tad muriendo de calor, de inanición también, mientras Donna lucha contra sus miedos externos e internos. Ese pánico, esa angustia, de la inmovilidad, de la impotencia, es algo a lo que King sacará mucho partido en otra llamativa novela, El juego de Gerald (1992).

Aquí, King ahonda en los personajes, empezando por Cujo, y los dota de matices, tratándolos, a todos, sin compasión. Magistral.






2 comentarios:

  1. Eso creo yo, que es una novela magistral. Absorbente, angustiosa, escalofriante, y verosímil, que también es algo muy importante cuando las situaciones de ficción se vuelven tremebundas.

    Y es cierto lo que dices sobre la empatía que sentimos por el perro, por más que al mismo tiempo suframos por la madre y el niño. Qué grande es SK :)

    Un saludo.

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  2. Grande, grande, grande. Pore eso lo amamos. Por dominar y mezclar los dos registros: el del terror y el de la vida cotidiana, con las pequeñasvidas de sus personajes. ¡Gracias por opinar!

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