Bailén ha quedado como nombre de calle en casi todas las ciudades españolas, y casi como la única victoria contra los franceses en la Guerra de la Independencia. Esta novela, especialmente leve, no sirve para que cambiemos esa percepción de "Bailén, general Castaños, victoria española". Además, la trama sentimental es especialmente molesta e innecesaria, haciendo que el lector se hastíe bien pronto de las cuitas de Gabriel en procura de su unión con Inés. Si algo destaca es la formación del ejército español a base de milicias y voluntarios que se juntan para la ocasión y que propicia hechos tan llamativos como el indulto, por parte de la Junta de Sevilla, de bandoleros que no estuvieran inculpados por delitos de sangre, para que formaran parte de las tropas que vencieron. Con esta victoria se consiguió que el rey José abandonara inmediatamente Madrid y que por vez primera la Grande Armée se mostrara falible. Napoleón podía ser batido. La necesidad de revancha por parte de los españoles fue un factor tan importante como la brillantez de Castaños y la torpeza de Dupont, el vencido, del que el propio Bonaparte afirmará tras la batalla que "desde que el mundo existe, no ha habido nada tan estúpido, tan inepto y tan cobarde". En todo caso, este choque trascendental merecía una novela mejor, más centrada en las armas que en las tribulaciones del protagonista y relator.
Leer a Galdós tiene hoy gran valor y utilidad para conocer de primera mano y "por dentro" la sociedad española del siglo XIX, lo que cada vez es más difícil pues "decir otro tiempo es como decir otro mundo".
ResponderEliminarPero Galdós no era un gran novelista en las formas, ni cuidaba la fluidez del lenguaje, ni cultivaba un estilo propio, ni -en fin- se preocupaba de estructurar bien las tramas narrativas. En todo esto recuerda a Baroja.
Nada que ver con un Balzac (quien, pese a su torrencial estilo, cuidaba mucho el lenguaje) ni, por supuesto, con la preocupación por la fluidez y agilidad del texto que tenía Flaubert.
Sandra Suárez
Del todo de acuerdo, Sandra. Pero creo que Galdós, tan "barojiano", ha envejecido mejor que Balzac. Al menos en las novelas mayores de don Benito. Hay que tener en cuenta que estas novelitas (estas 46 que estoy releyendo) se escribieron muy rápido, de ahí que no estén cinceladas. Pero, con todo, siguen funcionando. Y algunas, seduciendo. Gracias por leerme.
EliminarAhora recuerdo también que justamente por su ausencia de estilo Valle-Inclán motejó a Galdós como "Don Benito el garbancero". No es corrección de la prosa ni alarde estilístico lo que encontramos en Galdós, pero sí el retrato de una época.
ResponderEliminarVayamos a Pérez Reverte y su relato del dos de mayo, "Un día de furia" ("Cabo Trafalgar", que coincide con el primer Episodio Nacional, no la leído). Es justamente lo mismo que hace Galdós. Relato puro y duro. Y en Galdós estropeado por subtramas sentimentales que quedan ñoñas y prescindibles. Gracias por opinar, Emilia, Aitor & Cia.
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