jueves, 4 de enero de 2018

Lecturas: Malos de la historia de España (Gabriel Cardona y Juan Carlos Losada)

Conocí hace unos meses a Juan Carlos Losada. Un tipo afable, claro, sensato. Amenísimo. Su libro es también así. Firmado también por Gabriel Cardona, que falleció en accidente cuando el libro eran una serie de apuntes y charlas constantes entre los dos amigos, la redacción es completamente de Losada. Con un estilo que aquí es más el de, digamos, Juan Eslava Galán que el habitual en otros escritos de los dos autores. 

Se trata de una curiosa historia de España desde su reverso. Lo que el subtítulo anuncia: Traidores, fanáticos, asesinos y cobardes de todos los tiempos. Es decir, desde los asesinos de Viriato hasta doña Carmen Polo de Franco (la gélida crueldad, según el título de su capítulo). Entre ambos, desfilan don Rodrigo y el conde Julián, Ramiro II el Monje, Bellido Dolfos, Pedro el Cruel, Roger de Flor, el arzobispo Carrillo de Acuña, Tomás de Torquemada, Rodrigo Borgia, Lope de Aguirre, Hernán Cortés, Francisco Pizarro, Isabel de Farnesio, Fernando VIi, el Conde de España, el cura Santa Cruz, los generales Mola, Yagüe y Queipo de Llano, los asesinos republicanos o comunistas Agapito García Atadell, Dionisio Eroles, Aurelio Fernández, Mabnel Escorza y José Serra.

Con estos mimbres, este lado oscuro, lo que asombra y, finalmente, se reconoce, es el prodigio de que la nación española se haya mantenido pese a tantos enemigos internos, y que se mantenga, empecinadamente, viva y pujante gracias a los buenos de la historia de España que son, en primer lugar, el paciente pueblo español. Es un libro instructivo y amenísimo en el que quedan fuera un puñado de españoles que merecen por atroces razones estar dentro. Yo no mencionaré a ninguno, pero haberlos haylos. 


1 comentario:

  1. Creo que en España (en la guerra civil de 1936-9) fue donde primero se bombardeó a la población civil. Jaén, Guernica, Madrid, Barcelona... Alguien debería explicarlo. Por otro lado, el zulo de Mondragón donde estuvo retenido por Eta bajo amenaza de muerte Ortega Lara durante casi dos años debería poder visitarse, como sucede con el campo de concentración de Auschwitz.

    Sandra Suárez

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