domingo, 29 de diciembre de 2024

Lecturas: El problema de los tres cuerpos (Cixin Liu)

 Hasta que hice una limpieza radical de mi disparatada biblioteca personal, pude presumir de tener una muy completa sección de ciencia ficción de la que fui un inconstante lector, más volcado en los títulos de Philip K. Dick, de bendita memoria, de Connie Willis o de Arthur C. Clarke y Ray Bradbury que de, digamos, Gregory Benford o William Gibson. Con lo que reconozco mi hartazgo de la ciencia ficción llamada dura o demasiado volcada en la ciencia. Antes de que se anunciara que Netflix iba a sacar una serie basada en la trilogía de Liu, me había fijado en el autor pensando que era sorprendente la existencia de autores chinos del género. Pero no me atreví a darle una oportunidad hasta que la serie (limitada por ahora a la primera novela) ya se había estrenado. Y antepuse la lectura al visionado. 


Entre las frases promocionales de la sobrecubierta, aparte de una paparruchada de Barack Obama, como si su opinión tuviera algún valor, se incluye una enormidad publicada en el Daily Mail: Esta lectura cambiará tu vida. Que ya es decir. Pues no, no cambia nada. Absolutamente nada. A lo más, deja una impresión agridulce en un lector, como es el caso, de formación estrictamente humanística: es un tostón científico de los que marean, pero es a la vez un artefacto narrativo ágil que permite que junto al alivio de haber superado lo árido del libro te queden ganas de sumergirte en el siguiente libro de esta trilogía. La serie de Netflix, mucho más ligera y más rica en matices psicológicos y emocionales, contribuye también a esa espera de una segunda temporada y a la voluntad de leer los demás títulos. En todo caso, este primer libro viene a ser una ampulosa obertura (que sonaría más a Schumann que a Wagner) para lo que se supone será un drama intenso y lento. Ya les contaré.


Lecturas: La Revolución francesa contada para escépticos (Juan Eslava Galán)

 Es lo que tiene este autor, que su mayor virtud, la agilidad narrativa unida a unas gotas de humor se convierte en su mayor defecto, una superficialidad que deja descontento a quien ya tiene alguna lectura acumulada sobre el tema, y encuentra aquí y allá inconsistencias y, sobre todo, frivolidades. Lo que convierte a este lector cultivado en precisamente un escéptico de lo que Eslava le ha contado. Ya en este blog se comentó el título revisionista de Claude Quétel, y en los próximos meses seguramente incorporaré libros de Popkin, Simon Schama, Peter Davies y Peter McPhee, y acaso una relectura del clásico de Jacques Godechot acerca de los inicios de la Revolución. 



En todo caso, es éste un libro recomendable para quien sea novato en el conocimiento de los hechos narrados. Nos encontramos con algo así como La Revolución Francesa para Dummies. Aquí se incorporan datos rara vez recogidos como la influencia de la erupción del volcán islandés Laski o la pretendida inexistencia de la facción girondina. A cambio, se obvia la génesis y desarrollo del jacobinismo y del Terror, tratando demasiado superficialmente a Robespierre. La ligereza empleada convierte este libro en una especie de representante de lo que podríamos llamar Fast History, rica en grasas, poco elaborada pero sabrosa.