De Larson, hace unos años, me entusiasmó la prodigiosa En el jardín de las bestias, una emocionante crónica de cómo se extendió el nazismo por la vida cotidiana en Berlín. Tanto que siendo una historia real, parecía una novela. Esta vez el brío de narrador vuelve a mostrarse en esta coral reseña de cómo Estados Unidos se hundió en la pesadilla de la Guerra Civil. Entre el 6 noviembre de 1860, con las elecciones que dieron la presidencia a Abraham Lincoln, y el bombardeo de Fort Sumter el 11 de abril de 1861 transcurrieron escasamente cinco meses de creciente tensión, de ceguera, de miedo.
El acierto del autor tal vez radique en que no busca expresar las dinámicas que llevaron a la tragedia, sino que las encarna en personajes excelente retratados, como el estúpido fanático Edmund Ruffin, el comandante Robert Anderson, que aunque sus simpatías estaban con el sur fue capaz de honrar su uniforme y defender Fort Sumter para la Unión, Abraham Lincoln con su prudencia enfrentada a su deber moral, su predecesor James Buchanan, inmovilizado por el miedo y la incapacidad, o Mary Boykin Chesnut, dama sureña autora de un diario íntimo convertido en un excelente testimonio de aquellos meses febriles.
La histeria sudista que veía en Lincoln el destructor de su modo de vida llevó a una agitación tal en Carolina del Sur, donde se inició el conflicto y la cascada de proclamaciones secesionistas, que James L. Petigru, que el jurista, surcarolino pero también unionista, afirmó que Carolina del Sur es demasiado pequeña para una república, pero demasiado grande para un manicomio. Esa agitación, entre el provincianismo y las emociones desatadas, lleva a sentir en el lector una incómoda sensación de familiaridad, no sólo con aquel asalto al Capitolio de enero de 2021 o la charlotada secesionista del procès catalán, sino con el populismo de ambos extremos de hoy día y en esta dulce y áspera España nuestra.
Con un estilo vibrante, Larson consigue hacernos compartir aquel vértigo, con personajes como Lincoln a quien, según el Wall Street Journal, el autor lo describe incómodo como como el mástil de un barco en un taburete, en equilibrio entre la relajación y el colapso estructural. Esa imagen de inestabilidad es la que impregna todo el libro, convertido en un aviso, ay, para nuestros días.
No hay comentarios:
Publicar un comentario