martes, 26 de septiembre de 2023

Lecturas: El amante bilingüe (Juan Marsé)

 Tuvo entonces, quizás por última vez, conciencia fugaz de quién era y de lo que estaba haciendo, un enmascarado loco de amor que había tramado una falacia disparatada para reconquistar a su mujer. Así, a pocas páginas del final de esta amenísima novela breve, se resume la peripecia que recoge, la de un charnego en Barcelona, un advenedizo, Juan Marés (es fácil trastocar ese apellido para convertirlo en el autor de la novela), casado con una niña bien catalana, Norma Valentí, que asume la identidad y los rasgos de un antiguo amigo de infancia, Juan Faneca, para intentar acercarse a la amada infiel y perdida. Que Marés, habitante en una ciudad que intenta imponer un idioma sobre otro, habite en el edificio Walden 7 que poco a poco se desmorona es símbolo de esa sociedad inestable en la que los pobres hablan castellano y son los hijos de la burguesía los que exigen e imponen el uso del catalán. 

Interpretable como una fábula política y una sátira social, es la lectura sentimental la que más puede y debe calar en el lector en esa disociación entre el Marés abandonado y el Faneca seductor, entre la soledad del derrotado y su miseria y la pobreza feliz de quien es capaz de conseguir el amor. Puesto a elegir entre sus dos identidades, se preferirá la de Faneca. Y con ella un bilingüismo absurdo y disparatado que sólo asomará en el último párrafo del libro (Pué mirizté, en pimé ugá me’n fotu e menda yaluego de to y de toos i així finson vostè vulgui poque nozotro lo mataore catalane volem toro catalane, digo, que menda s’integra en la Gran Encisera hata onde le dejan y hago con mi jeta lo que buenamente puedo, ora con la barretina ora con la montera, o zea que a mí me guta el mestizaje, zeñó, la barreja el combinao, en fin, s’acabat l’explicació i el bròquil, echusté una moneíta, joé, no sigui tan garrapo ni tan roñica, una pezetita, cony, así me guta, rumbozo, vaya uzté con Dió y passiu-ho bé, senyor).

La escena en que Faneca se encuentra con Marés en la noche, tras haberse dejado notas escritas, tiene un patetismo escalofriante que en en unas escasas líneas se convierte en lo mejor de esta novelita leve que tiene la calidad del mejor Marsé. Del mejor Marés.



 

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