viernes, 6 de agosto de 2021

Lecturas: Las cuatro estaciones I. Primavera y verano (Stephen King)

 El cine y King. Buenas y malas películas basadas en sus obras. Normalmente buenas (a ver, si la historia lo es, la película es normal que salga bien). Es el caso de Cadena perpetua (Frank Darabont, 1995) y Verano de corrupción (Bryan Singer, 1998). Que se basan en las dos novelas cortas de este volumen: Rita Hayworth y la redención de Shawshank y Alumno aventajado. Que son dos novelas que no son de terror. Ni falta que le hacen. La primera es un correctísimo relato, narrado por un ex-convicto, que refiere cómo un compañero consiguió fugarse tras décadas de esfuerzo secreto, para citarse en Zihuatanejo. Quien siguiera aquella gloriosa serie de Will Forte, El último hombre sobre la tierra, reconocerá sin duda el lugar. Lo que aquí impresiona, interesa y conmueve no es la resistencia de los personajes, sino las durísimas condiciones de vida de la prisión, agobiantes y bárbaras. Narrada en primera persona y con desparpajo, se lee con curiosidad creciente por mucho que se conozca la película.

Mejor aún es, a mi juicio, Alumno aventajado. Aquí, en un duelo de seducción, repulsión y poder, se enfrentan un adolescente estadounidense, casi un niño, y un criminal de guerra nazi. Repleta de giros inesperados, de reacciones imprevistas, esta historia perfecta de tensión psicológica tiene derecho a figurar entre lo mejor de King. Mejor no puede construirse una novela breve. Y el lector no podrá encontrar diferencias morales entre un genocida nazi y un muchachito resabido. Ni saber quién le repugna o atrae más entre los dos.



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