No me cansaré de decirlo. Hay que
saber de qué se habla para ponerse a hablar. En un país como el nuestro, donde
todo es prisa y arrogancia, todos (o casi todos) se lanzan a pontificar sobre
esto o lo otro, con actitud de “es lo que pienso, y lo que pienso es lo
correcto, así que los demás, todos, están equivocados”. Y esto sirve para la
política, el fútbol o lo que sea. Para los que pontifican sobre el conflicto
árabe-israelí, este libro puede servir para que tengan una idea general del
asunto. Es, por tanto, muy recomendable. Más aún, muy necesario. Y más cuando
se prohíbe actuar a un músico judío y estadounidense en un festival español, y
después se le permite pero entre gritos de “viva Palestina libre” (da para un
largo comentario en este blog este incidente), por no haber formulado un
compromiso con la causa palestina.
No
resumiré, pues ya lo he hecho aquí,
la historia del conflicto. Sólo invitaré a la lectura de este básico manual
señalando alguna obviedad que puede sorprender a los vociferantes de hoy:
1ª: La adscripción al nazismo del
líder de los palestinos en la época del nacimiento del estado de Israel, el
gran muftí de Jerusalén, Haj Amin (“Su viaje a Alemania, tras su bien anunciado
encuentro con Hitler, y los esfuerzos por reclutar a musulmanes bosnios para
las SS resultaron extraordinariamente nocivos para la causa palestina al vincularla
con un régimen genocida”). El nazi Haj Amin era tío de Yasser Arafat.
¿Qué hay de lo mío, de lo nuestro?
2ª El hecho de que la Unión
Soviética apoyó de forma inequívoca la creación del estado de Israel, por lo
que no fue “una maniobra de los americanos, convencidos por el lobby sionista”.
Es más, el presidente Truman estaba más bien en contra.
Cartel israelí. El texto:
Larga vida a la unión entre la URSS e Israel
3º 1948 fue la gran ocasión
perdida. Que no exista en 2015 un estado de Palestina es porque los políticos
palestinos no quisieron en 1948 proclamar el suyo. Prefirieron que seis
naciones invadieran a la vez el recién nacido Israel.
En la pancarta central, la clave. Puro 1948
4º Arafat rechazó, en la cumbre
de Camp David (julio de 2000) una propuesta que casi habría resuelto el
conflicto: “Desde la perspectiva israelí, las propuestas de Barak eran audaces
y de fran alcance; podría decirse que ningún líder israelí había llegado hasta
tan lejos. De hecho, ofreció a los palestinos una zona contigua que comprendía
más del 90% de Cisjordania, una capital palestina en Jerusalén, algún tipo de
soberanía compartida sobre la Explanada de las Mezquitas y el regreso de los
refugiados a un Estado palestino, pero no a Israel. Clinton, consciente de lo
mucho que había cedido Barak, se ofreció a abogar por ella e intentó atraer a
Arafat comprometiéndose a recaudar decenas de miles de millones para Palestina
[…] Pero el líder palestino demostró ser inmune al argumento de que sería la
mejor oferta que jamás recibiría. Llegados a ese punto, Clinton vio que no
tenía sentido seguir adelante. Dado que muy pronto estallaría la tragedia, la
cumbre de Camp David se ha considerado como una de las más claras oportunidades
desperdiciadas para resolver el conflicto. Que la responsabilidad de su fracaso
haya recaído sobre Arafat o sobre Barak y Clinton ha sido motivo de amargas
disputas. Sin embargo, el compromiso de Clinton y su equipo difícilmente puede
criticarse”.
5º Sigue olvidándose el gesto de
grandeza de Ariel Sharon al retirarse de Gaza en 2005: “Por consiguiente, a
finales de 2005 Israel evcuaría todas las ciudades y pueblos de la franja de
Gaza y replegaría sus fuerzas de las poblaciones de la frontera con Egipto, si
bien este último acto se rescindió posteriormente. La ausencia de tropas o
civiles israelíes supondría el fin de cualquier responsabilidad israelí hacia
sus habitantes, aunque en la redacción del plan se cuidó que no se perdiera el
derecho a la defensa preventiva y/o reactiva”. El resultado de esta retirada es
bien conocido: el uso de Gaza para desde ahí lanzar casi diariamente cohetes
contra Israel. Con el resultado de réplicas armadas por parte de Israel. De
este hecho, la opinión pública y los partidos de izquierda sólo ven los
contraataques israelíes. Nunca la agresión previa palestina.
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