Años ha, compré en la edición primera en tapa dura, "London", de este mismo autor. Ahí sigue el tocho, esperando su oportunidad tras leer entonces la primera y sosa historia de las que pretendían trazar una saga familiar de la capital inglesa. Más tarde, cayó en mis manos la que aquí reseño, "Rusos", un ladrillo de 1278 páginas. Que se pasó sus años esperando que lo sacara a bailar. Mientras tanto, en librerías de aeropuertos, vi volúmenes de Rutherfurd dedicados a París y Nueva York. Porque se trata justamente de eso, de lo que alguien le daría una oportunidad en un vuelo largo de insomnio, de una espera entre vuelos. En todo caso, decepcionante. Es un reto dar una idea de la historia de un país como Rusia partiendo del año 180 después de Cristo y concluyendo en 1990. Que no se supera. Los personajes son chatos (y rubios), simple pretexto para contar historias que muchas veces no tienen mayor interés. Más valdría haber renunciado a la ficción y quedarse con los datos escuetos para a través de los personajes históricos narrar la evolución de una desgraciada nación. Sólo un par de datos que no supiera de Rusia he sacado como beneficio de esta lectura prescindible y lenta. Un bluff. O como se diga en ruso.
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