Comienzo
a reseñar obras de Yukio Mishima, autor favorecido por una muerte impactante
cuya vida ya glosé en la prensa (aquí)
al igual que el famoso incidente Mishima (aquí).
Su
primera novela, Confesiones de una
máscara, juega ya desde el título con la verdad y la identidad. Siendo la
cualidad principal de la máscara la ocultación, sus confesiones sólo pueden ser
mentiras. Así sucede con nuestro protagonista, Koo-chan, un estudiante que
intenta reprimir su atracción homoerótica por el carismático compañero de
estudios, Omi. Esta tentación intenta frenarla con el interés, a todas luces
tan destinado al fracaso como candoroso, por la joven Sonoko. La irrupción de
la Segunda Guerra Mundial, con vividas descripciones de cómo el conflicto
trastorna la vida cotidiana, tal vez aporte a esta breve novela sus mejores
páginas. En todo caso, sorprende cómo en un autor joven, de 33 años, se
plantean desde su primera obra lo que en sus años finales, de narcisismo, pose
y desesperación serán las señas definitorias.
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