La noche del título es la del
totalitarismo. Una noche contada desde dentro. Sin que nada se nos narre desde
el otro lado, desde el amanecer o la aurora. Es la larga noche del nazismo pero
también la del comunismo. Sin alardes de estilo, el activista Richard Krebs,
que eligió como uno de sus alias de clandestinidad Jan Valtin, nos narra su
trabajo, incesante y agotador para el Komintern. Reuniones políticas,
revueltas, cárceles, doctrina. Todo ello ocupa, narrado con mucho detalle, el
grueso del volumen. Aportando datos menudos, como si Valtin/Krebs quisiera
asegurarse de que el lector cree, convertido en policía, cuanto relata. Precisa
la ruta seguida por cada barco tomado, el nombre de la nave, la filiación de
los comunistas a bordo de los navíos. Es como si pidiera a cada momento que lo
creamos.
Por medio hay una historia de
amor, la suya con Firelei, una muchacha a la que meterá en política ante las
reticencias de sus compañeros, que finalmente
le llevará a la desafección. Convertido en un elocuente documento sobre
el accionar comunista mundial, va dando indicios de cómo entre los comunistas
se dan conductas poco ejemplares, de cómo el dogmatismo y el objetivo supremo
va primando sobre cualquier otra consideración. Pero será cuando el libro
llegue a sus últimos centenares de páginas para que cobre todo su sentido. La
hagiografía comunista deja de serlo cuando el narrador es arrestado por los
nazis. Torturado reiteradamente (son escalofriantes esas páginas), recibe la
orden de un comunista infiltrado en la Gestapo de convertirse en agente doble.
Esa nueva actividad es la que le llevará al desastre, al decidir sus superiores
sacrificarlo como agente nazi, por mucho que supieran que realmente no lo era,
para defender a otros camaradas. Aunque ello pusiera en peligro la vida de
Firelei. Finalmente, Valtin/Krebs debió huir a Estados Unidos. La Segunda Guerra Mundial le llevará a combatir en Filipinas, siendo condecorado por su valor. El Comité de Actividades Antiamericanas le investigará y absolverá. En 1941 publicó estas memorias
frías y concisas que sirven para convencer por igual a antifascistas y
anticomunistas. Un documento histórico excepcional en el que se oye restallar
el látigo por doquier.
Me ha encantado conocerte
ResponderEliminarMucho Gusto
abrazo
¡Gracias!
EliminarSos un ignorante absoluto, no entendiste nada del libro ni de la historia en general.
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