Adaptación
de la presentación en powerpoint con clips de audio presentada en audición
comentada en el auditorio de la Colección del Museo Ruso, Málaga 3 de noviembre
de 2016]
Hoy en día, la división básica, en términos
culturales, lo encontramos en el pueblo judío entre sefardíes y askenazíes.
Sefardíes de Sefarad, el nombre hebreo de España; askenazíes de Askenaz, el
nombre hebreo de Alemania. Pero antes de la diáspora del año 70, cuando una
sublevación contra Roma terminó con la destrucción del segundo Templo de
Jerusalén, había un único pueblo judío, el de los tiempos bíblicos. Hoy
conoceremos las músicas del pueblo judío de entonces y de hoy.
Tres citas sobre la música en el Israel bíblico:
El
nombre de su hermano fue Jubal, que fue el padre de los que tocan la
cítara y la flauta (Génesis
4, 21)
Y
así, cuando el espíritu de Dios asaltaba a Saúl, cogía David la cítara y tocaba
con su mano; entonces Saúl se calmaba, mejoraba y el mal espíritu se alejaba de
él (I
Samuel 16, 23)
Y
así, cuando el espíritu de Dios asaltaba a Saúl, cogía David la cítara y tocaba
con su mano; entonces Saúl se calmaba, mejoraba y el mal espíritu se alejaba de
él (I Samuel 16, 23)
Gerard van Hothorst:
El rey David tocando
el arpa, 1622
Utrecht, Centraal Museum
Observen la lira que sostiene el rey David, instrumento que en
hebreo se llama kinnor: la veremos con
variantes en las siguientes imágenes. Fíjense bien en la destrucción de Jericó.
Escucharemos esas trompetas en breve…
Así, pues, el pueblo gritó y sonaron las
trompetas. Cuando el pueblo oyó el sonido de las trompetas, se puso a gritar
clamorosamente, y la muralla de la ciudad se derrumbó sobre sí misma (Josué 6,
3)
La privación de la música como señal de
duelo llegará con la cautividad de Babilonia, tras la destrucción del primer
templo a mano de Nabucodonosor II en el 587 a C. Fueron 29 años de exilio, pero
su huella perduró. En este motete a 6 voces, Palestrina puso música a los
versículos del salmo 137.
Salmo
137: Lamento de los cautivos en Babilonia
1.
Junto a los ríos de Babilonia, allí nos sentábamos, y aun llorábamos,
acordándonos de Sión.
2.
Sobre los sauces en medio de ella colgamos nuestras arpas.
3.
Y los que nos habían llevado cautivos nos pedían que cantásemos, y los que nos
habían desolado nos pedían alegría, diciendo: Cantadnos algunos de los cánticos
de Sión.
4.
¿Cómo cantaremos el cántico de Jehová en tierra de extraños?
5.
Si me olvidare de ti, oh Jerusalén, pierda mi diestra su destreza.
6
Mi lengua se pegue a mi paladar, si de ti no me acordare; si no enalteciere a
Jerusalén como preferente asunto de mi alegría.
Eduard Bendemann:
El duelo de los judíos en Babilonia, hacia 1852
Colonia, Wallraf Museum
Audio: Giovanni
Pierluigi da Palestrina: Super flumina Babylonis (Motete a seis voces,
1581)
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