lunes, 29 de agosto de 2016

Lecturas: Secretos del Tercer Reich (Guido Knopp)

El título no puede ser peor. Y no se trata de un capricho del traductor. Pero el contenido es apasionante. Se trata de seis capítulos extensos que tratan de aspectos muy diversos del régimen nazi: la familia de Hitler, Rommel y su leyenda, el dinero de Hitler, la figura de Himmler, las mujeres de Hitler y las mentiras de Speer. Cada capítulo se lee con interés creciente, y el uso de recuadros en el texto con citas de testigos, personajes e historiadores, sirven para orientarnos y sorprendernos. La letra pequeña del libro nos avisa que Knopp (jefe de la sección de Historia Contemporánea de la televisión estatal ZDF) escribió el libro con la colaboración de otros seis historiadores, de forma que es co-autor de cada capítulo. En todo caso, más allá del reparto de los méritos y autorías, es magnífico el resultado. Arrojando tantas luces como sombras mantiene.
Unity Mitford compartiendo tribuna
 con el villanísimo Julius Streicher

Así, descubriremos al por menor cómo Hitler pudo haberse llamado para la posteridad Adolf Schicklgruber, cómo son especulaciones jugosas pero injustificadas que tuviera sangre judía, cómo fue un tarambana ávido de fama su sobrino William Patrick Hitler (que terminó enrolándose en el ejército norteamericano). Nos quedaremos con ganas de saber si Rommel estuvo involucrado en la conspiración de Stauffenberg contra Hitler y que al Zorro del Desierto le costaría la vida. Aunque una cierta sospecha sí queda. Sabremos cómo de rico fue Hitler gracias a los dividendos de su Mein Kampf y de la ayuditas de patrocinadores entusiastas de la matanza. De Himmler sabremos lo que ya sabemos, además de un intento loquísimo de reivindicar a las brujas alemanas de los siglos XVI y XVII como mártires de una causa encomiable. Sabremos lo de casi siempre sobre Hitler y su sobrina Geli Raubal, el encoñamiento que tuvo la bellísima idiota Unity Mitford y el amor tierno y perruno de puro manso de Eva Braun. Hubiera venido bien alguna especulación adicional sobre la más nazis de las nazis, Magda Giebbels. Por último, el combativo capítulo sobre Speer carga las tintas en su colección, pequeña, de obras de arte que intentó ocultar y vender, no aportándose pruebas más contundentes sobre su implicación en el mayor de los crímenes posibles. Eso sí, incentivó a sabiendas el desalojo y deportación de varios miles de judíos berlineses.




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