Antes de este tomo de García de Cortázar (a continuación colgaré un par de artículos míos sobre este historiador publicados hace unos años en Sur), había disfrutado, entre el más o menos agrado y el tedio,de los primeros volúmenes de Los mitos de la historia argentina de Felipe Pigna. Lo que en el argentino es poco más que sacar pecho nacionalista y entretener, escribiendo historia para comprensión de casi cualquiera, en el español es carga en profundidad, ganas de concentrar en un tomo el transcurrir de España en la edad moderna contemporánea, con atinadas observaciones con las que es difícil no estar de acuerdo, sentar cátedra haciendo que el lector vaya diciendo "amén" en cada página. Pero aquí es como si el jesuita García de Cortázar nos diera la misa, y la lección, en latín. Porque es un estupendo escritor cuyo único defecto es precisamente serlo. La capacidad de estilo, el despliegue de metáforas y de imágenes altamente expresivas, nos lleva al agotamiento, a pasar rápido las páginas, huyendo del virtuosismo, buscando, al cabo, la información desnuda que nos ofrece Pigna. Una lástima. Pero a la vez un disfrute. Como el mismo hecho, la alegría y el pesar unidos, de ser español.
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