domingo, 20 de abril de 2014

Lecturas: La conjura de los necios (John Kennedy Toole)

Era un clásico allá por los 80, cuando se editó por vez primera y esa novedad añeja, de veinte años antes, era un libro de referencia entre los jóvenes universitarios que se lo pasaban con una sonrisa y un codazo. Ahora, cuando al fin lo leo, se comprende ese alborozo. Ignatius J. Reilly, su detestable y adorable protagonista, es un bocazas, un empecinado, alguien que no se coarta y en nombre de la teología y la geometría que tanto invoca, la emprende, con osadía y malos resultados, contra el mundo. Es fácil ver en él un Quijote norteamericano, y al igual que el manchego es enamorado y desdeñado, es estrafalario y es consecuente. Hasta tiene un escudero, inconstante y nunca aceptado, que es el patético patrullero Mancuso, un Mortadelo desparejo y entrañable. Ya en el prólogo que firma Walker Percy se señala ese parentesco y se define al personaje con una genealogía difícil de cuestionar: es "un Oliver Hardy loco, un Don Quijote obeso y un Tomás de Aquino perverso combinados en uno". Tal cual. Clavado. Estupendamente escrito, es un libro que ha resistido las décadas con solvencia, una obra importante (aunque no mayor) en las letras del siglo XX. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario