Entre mis defectos se cuenta ser malagueño. Lo que es también una virtud: el malagueño no se vanagloria de su naturaleza, no lo considera un mérito. Es una de las ciudades más antiguas de Occidente (sólo superada por Cádiz y Huelva, aunque los últimos descubrimientos, muy recientes, demuestran que ya estaba habitada en el Calcolítico, lo que la situaría bastante por delante en esa vanidosa clasificación), y una Historia tan extensa da para mucho. Este libro curioso y entretenido, aunque medianito, cumple con lo que promete, pero deja fuera momentos interesantes del devenir de Málaga que también deben guardar un dato curioso. Así, de este libro me ha sorprendido la hipotética filiación malaguita de la hipotética esposa de Poncio Pilato, la relación con la ciudad del padre de Santa Teresa de Jesús y poco más. Que no se nombren episodios como la Guerra de Independencia, la masacre de Torrijos (con la posible intervención de Lord Tennyson hasta el sacrificio final que sí recoge Galdós, la Guerra Civil, la historia del Hospital de Santo Tomás, o la de los camposantos locales, el terremoto de 1884 o el episodio de las Hipolitinas quedan fuera. Cada libro tiene su autor y su criterio, su labor de selección con renuncias dolorosas. Nada que objetar. Pero poco que disfrutar en mi caso.