Éste es un libro justiciero, el testimonio de una amistad intensa, plena de franqueza, entre una periodista (Dupont) y la viuda del mayor genio del siglo XX: Jacqueline Roque. Un libro contra la propaganda dañina de una ex-compañera de Picasso tóxica, Françoise Gilot, que se atrevió a compararse como pintora, situándose incluso por encima, con Picasso y que jugó la baza de la difamación con sus difundidísimas memorias (Vida con Picasso, 1965), volvió a sus hijos contra su padre y mantuvo el doble lenguaje del improperio público y el afecto en privado a través de cartas, que Dupont ha leído, en las que se ofrecía a volver y recuperar su trono. Además, debe tenerse en cuenta que el libelo de Gilot se ha difundido enormemente. Y en estos tiempos de adoctrinamiento y modas sociales, son muchas (e incluso muchos) los que llaman maltratador a Picasso sin aportar pruebas ni fuentes. O como mucho, se escudan en Gilot (que, sirva en su descargo, tampoco lo moteja así), Dupont simplemente mantiene una amistad con Jacqueline, traza su biografía, convive con ella, recoge el testimonio de esa otra vida con Picasso durante 20 años. Y nos deja el retrato de un amor tierno, de unos hijos devenidos en enemigos, incluyendo a la hija del primer matrimonio de Jacqueline, que es quien peor sale parada en este alegato. Y la generosidad de Jacqueline, su faceta, no siempre lo suficientemente reconocida, como donante de obras de su marido. Téngase en cuenta que incluso el siguiente compañero de Gilot, así como su siguiente marido, hablan para este libro en defensa de Picasso y contra la leyenda negra de Gilot.
Llevo 33 años trabajando para la Casa Natal del artista, conozco bien su vida, su psique, sus peripecias, incluso a algunos de los personajes que aparecen nombrados en el libro. He comisariado un buen puñado de exposiciones de Picasso (la última de ellas, inaugurada en Málaga hace unos días y con 352 piezas) y créanme: no crean a Gilot y lean a Dupont. Y comprenderán con mucha fiabilidad cómo era, a través de los ojos de su esposa, Pablo Ruiz Picasso. Sin tópicos ni zarandajas.