Aunque el Sabbat, que se inicia en la tarde-noche del viernes y concluye el sábado cuando se divisa al menos una tercera estrella en el cielo, es recibido en la sinagoga con un oficio vespertino, es en los hogares donde tiene mayor significado con la ceremonia de Kabbalat Sabbat, que se celebra en familia y comienza con el encendido de dos velas. En el curso de esa ceremonia, al regresar a casa tras acoger el sabbat en la sinagoga, se entona una canción que es la más amada por el pueblo judío, Shalom Aleichem (La paz sea con vosotros). Son muy variadas las versiones de este tema, sobre la misma melodía compuesta en 1910 por el rabino norteamericano Israel Goldfarb, con letra compuesta por cabalistas de Safed a finales del siglo XVI o comienzos del XVII.
El motivo de la canción es acoger en casa a los ángeles que acompañan a cada creyente en el camino. Se cree que esos ángeles son dos: uno bueno y otro malo. Si la casa ha sido bien preparada para el Sabbat (es requisito que todo esté limpio y en orden, y los fieles dispuestos a respetar la fiesta), el ángel bueno dirá "Sea así el próximo Sabbat". A lo que el ángel malo, resignado, responderá con un Amén. Si la casa no está preparada y el Sabbat es calamitoso, será el ángel malo el que pronunciará las palabras, y será el ángel bueno el que reconocerá su fracaso. La letra es la siguiente, traducida del hebreo:
El motivo de la canción es acoger en casa a los ángeles que acompañan a cada creyente en el camino. Se cree que esos ángeles son dos: uno bueno y otro malo. Si la casa ha sido bien preparada para el Sabbat (es requisito que todo esté limpio y en orden, y los fieles dispuestos a respetar la fiesta), el ángel bueno dirá "Sea así el próximo Sabbat". A lo que el ángel malo, resignado, responderá con un Amén. Si la casa no está preparada y el Sabbat es calamitoso, será el ángel malo el que pronunciará las palabras, y será el ángel bueno el que reconocerá su fracaso. La letra es la siguiente, traducida del hebreo:
Que
la paz sea con vosotros,
ángeles
ministeriales,
ángeles
del Altísimo,
el
Supremo Rey de reyes,
es
Santo, bendito es.
Que
su venida sea en paz,
ángeles
de paz, ángeles del Altísimo,
el
Supremo Rey de reyes,
es
Santo, bendito es.
Bendecidme
con paz,
ángeles
de paz, ángeles del Altísimo,
el
Supremo Rey de reyes
es
Santo, bendito es.
Una versión especialmente emotiva y elegante, plena de matices sefardíes y de sabor español, es la de la cantante judía brasileña Fortuna Safdié.
Dedicado el Sabbat al descanso y al cultivo del alma (se dice que durante esa pausa se tiene un alma adicional), se canta en templos y hogares. La canción Leja Dodi, sobre un texto del rabino del siglo XVI Shlomo Halevi Alkabetz, celebra la llegada del Sabbat al que convierte en una reina que llega para visitarnos, en una amada siempre fiel. La versión que comparto es estrictamente sefardí.
Hay versiones en estilo cantorial para coro:
No
hay casi estilo musical que no haya hecho suya la melodía y la letra de Leja
dodi. Quizás una de las más acordes con el gusto de los jóvenes sea la del
grupo universitario norteamericano Maccabeats, que combina la letra original
con la melodía del Aleluya de Leonard Cohen. La identificación del Sabbat con una novia hace que esta canción tan versátil suene también en las bodas hebreas. En todo caso, la letra que se
canta en tantas sinagogas y hogares es la que sigue:
Ven amado mío al encuentro de la
novia;
a recibir la presencia del Sabbat.
Guardad y recordad al unísono en
una sola frase:
el Dios único nos hizo escuchar,
el Eterno es Uno y Su nombre es
Uno,
para honra, gloria y alabanza.
Al encuentro del Sabbat vayamos
pues es la fuente de la bendición,
desde el comienzo, desde el
principio consagrado
como finalidad de la obra de la
creación.
Santuario del Rey, ciudad real,
¡levántate!, ¡sal de en medio de
las ruinas!;
demasiado has morado en el valle de
las lágrimas
y Él de ti se apiadará.
¡Sacúdete del polvo! ¡Levántate!
Vístete hermosas galas, pueblo mío,
que por medio del hijo de Ishai
de Bet Léjkem se acerca tu redención.
¡Despiértate! ¡Despiértate!,
que ha llegado tu luz, ¡Levántate!
¡Resplandece!
¡Despierta! ¡Despierta! entona una
canción,
que la Gloria del Eterno te será
revelada.
No te avergüences ni te humilles,
¿por qué tiemblas, por qué te
conmueves?
En ti buscarán refugio los pobres
de mi pueblo
y la ciudad se construirá sobre sus
ruinas.
Y serán para despojo los que te
despojaron
y todos tus destructores de ti se
alejarán.
Contigo se alegrará tu Dios,
como se alegra el novio con su
amada.
A diestra y siniestra te extenderás
y a Dios reverenciarás,
de la mano de un hombre
descendiente de Peretz
y nos alegraremos y nos
regocijaremos.
Ven en paz, corona de su esposo,
con alegría, con canto y alborozo
entre los fieles del pueblo
escogido.
¡Ven novia! ¡Ven novia!
La reina Sabbat.
Aunque si se quiere rastrear la música en el Sabbat hasta su ejemplo más sencillo, debe observarse que en los hogares, cada elemento usado en la ceremonia de recepción del Sabbat es bendecido, y cada una de estas bendiciones es cantada. Por ejemplo, el vino se bendice con la fórmula Bendito eres tú, Señor nuestro, rey del mundo, creador del fruto de la vid, y que en hebreo es Baruj Atta Adonai / Elohenu Melej Haolam, / perí boré hagofem. Veamos una breve explicación, y canto, de esas bendiciones:
Pero aquí tenemos, para terminar, otro canto para el Sabbat, que suele unirse al “Leja Dodi” del que ya nos hemos ocupado, que habla de la llegada del Mesías. Oigamos la voz de Lorin Skamberg, y con él a The Klezmatics, el grupo americano más aclamado de la música Klezmer.
La letra, original en yiddish, es en español así:
Cintas, perlas, banderas de oro.
El Mesías, hijo de David, está sobre nosotros;
él sostiene un cubilete en su mano derecha
y da su bendición a la tierra entera.
Amén, amén,
ésta es la verdad:
el Mesías vendrá este año:
si él viene montando,
los buenos años venideros serán buenos;
si él viene a caballo,
los nuevos tiempos están cerca;
si él viene caminando,
colocarán a cada judío
en la Tierra de Israel.